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2022-08-05 06:53:51 By : Ms. Ivy Shaw

Así lucía el invernadero tras décadas de abandono. Crédito: Vive Vivero

Construido por Henry Meiggs, la estructura de 500 m2 lleva 100 años deteriorándose. Tras múltiples intentos de restauración, una nueva iniciativa comenzó este domingo con trabajos de limpieza, los que pretenden darle nuevamente vida al lugar.

Entre 1864 y 1866, Henry Meiggs creó su propio jardín botánico en la antigua Quinta Meiggs, en un esfuerzo por hacer de Santiago una urbe más europea. Su inspiración eran los parques y jardines franceses.

Fue tras la muerte de Meiggs, en 1877, que el invernadero fue adquirido por el Estado ($27.000 de la época) y trasladado al Parque Quinta Normal, gracias a la gestión de Federico Philippi, director del Jardín Botánico, transformándose así en el Observatorio de Plantas Exóticas del Jardín Botánico.

Lo que prometía ser un recinto para albergar parte del patrimonio botánico del país, y admirar plantas de otros lugares del mundo, solo duró unos años. Si bien totalizó más de dos mil especies, entre éstas, helechos, orquídeas tropicales, piñas, tamarindos, jengibres, fresnos de flor, suculentas y herbáceas, además de suministrar plantas y semillas a la Universidad de Chile, pronto comenzó un inexorable deterioro.

Su declive empieza en 1922, justo hace 100 años, cuando dejó de ser mantenido y perdió buena parte de sus plantas y especies. Casi 70 años después, en 1989, comienzan los primeros proyectos de recuperación, de la mano del Conservatorio de Plantas Medicinales de Caritas Chile, la Municipalidad de Santiago y el Museo Nacional de Historia Natural, los que perduraron hasta 1995, aunque sin mayor éxito.

Con 500 metros cuadrados (dos naves laterales y un espacio central de planta circular y cúpula), en 2009 fue declarado Monumento Nacional, a través del Decreto N°279, y en 2014, una empresa se adjudica la licitación para diseñar un invernadero renovado, proyecto que sin embargo, tampoco se materializó.

Cinco años después la Municipalidad de Santiago realizó un cierre perimetral (reforzando marcos metálicos), debido al peligro que representaban las instalaciones para vecinos y por el mal uso que le daban algunas personas. Al mismo tiempo mantuvieron reuniones con la Corporación Regional de Turismo para buscar financiamiento a través de la Ley de Donaciones y postulación de fondos. Este trabajo queda interrumpido tras el estallido social y la pandemia.

En 2020, Vive Vivero y Amo Santiago comenzaron una campaña para recuperar definitivamente el histórico y olvidado invernadero. La iniciativa, aún en desarrollo y en busca de recursos, dio sus primeros pasos durante este domingo, luego de que un grupo de voluntarios se dirigiera al lugar y comenzara con la primera etapa de limpieza, tanto de escombros como de basura.

Gerardo Pedraza, fundador de Vive Vivero, explica que la intención es revitalizar el espacio, pero llevar la acción a la ciudadanía. “Que las personas, organizaciones y empresas a fin tengan la oportunidad de darle vida al espacio, antes de esta ´posible restauración´. Toda la comunidad espera ver este invernadero como punto de encuentro, ferias de botánica, talleres de flora nativa, investigación y educación para muchas generaciones”, dice.

Ayer fui con mi señora y mi hijo, porque quizás él con su generación, sean quienes usen estas dependencias, recalca Pedraza. “Creemos que nos hace falta un museo botánico, más allá del Museo de Historia Natural. Tener una entrada independiente por calle Portales y construir invernaderos modernos para avanzar en distintas materias”, añade.

Paulina Cabrera, directora de Amo Santiago, señala que han seguido de cerca las diferentes iniciativas para recuperar el invernadero de la Quinta Normal, “estructura construida en acero y que se trata de uno de los escasos representantes de la arquitectura en metal y vidrio en Chile, que posee toques victorianos y de proto art nouveau, y que es similar a los invernaderos parisinos. Lamentablemente todos estos intentos han sido insuficientes por el alto costo que requiere restaurar este Monumento Nacional (2009)”, explica.

A finales de 2020 nos unimos con Vive Vivero en una campaña de firmas para llamar la atención de las autoridades y reactivar el proyecto de recuperación, reconoce Cabrera. “En total se han reunido más de 24 mil firmas y hemos recibido muchos comentarios de personas que querían unirse y colaborar de alguna manera, comprobándose que el anhelo por querer recuperar el invernadero es un deseo que se mantiene. Esperamos que se materialicen avances en el corto plazo, porque es un lugar valioso y querido por la comunidad”, establece.

“Con 25.000 firmas tenemos la seguridad que el sector público y privado estará dispuesto a una inversión, todo en este país depende de la convocatoria. Gracias a la masividad logramos todo”, establece Pedraza.

“Hoy, forma parte de un complejo urbano que ha recuperado su vitalidad al servicio de Santiago y, a pesar de estado de abandono, son múltiples los proyectos de restauración y uso que pretenden recuperarlo para la ciudad de Santiago”, señala el Consejo de Monumento Nacionales en su página web.

“¿Te imaginas cómo sería recuperar su verdor y que volviera a ser un jardín como el que vieron nuestros abuelos? Súmate a la causa de Vive Vivero y Amo Santiago y hagamos fuerza para hacer lo necesario por recuperar el invernadero de la Quinta Normal, y por qué no, transformarlo en un centro educativo donde podamos reaprender los nombres de los árboles y plantas”, plantean los responsables de la actual iniciativa de restauración.

Desde la Municipalidad de Santiago, explican que consultaron con la administración del Parque Quinta Normal sobre esta actividad, pero aclaran que solo habría sido autogestionada, de manera independiente, por los propios vecinos. A pesar de ello, valoran la iniciativa. “No hay una intervención estructural del lugar, así que no habría problema”, señalaron.

Meiggs, un personaje no exento de polémicas, además del invernadero, fue parte de importantes construcciones en el país. En 1958 construyó el puente férreo sobre el río Maipo, luego fue contratado para terminar la vía del ferrocarril al sur desde Maipo hasta San Fernando. En septiembre de 1861, realizó la construcción del ferrocarril que uniría Quillota con Santiago.

Tras el desarrollo de las obras, el servicio del ferrocarril entre Santiago y Valparaíso se inició oficialmente el 14 de septiembre de 1863. La inauguración oficial fue en Llay-Llay, punto central del trayecto y contó con la presencia del presidente de la República, José Joaquín Pérez Mascayano.

Su obra y aporte (donó los terrenos en 1872) dio origen al barrio Meiggs, ubicado en el límite de las comunas de Santiago y Estación Central, a un costado de la Estación Central de Ferrocarriles.

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