¿Qué pasó con los edificios majestuosos de antes?

2022-08-05 06:55:14 By : Mr. Sean Zhou

La librería más bella del mundo es la Elexyz Dominicanen, en el pueblo de Maastricht, en los Países Bajos, según el diario The Guardian, que cada año hace una lista que ya es tradicional. Antes de ser librería fue una iglesia de estilo gótico de la Orden Dominical, construida en 1294, en el siglo XIII.

La estructura inicialmente tenía 750 m2 y estuvo más de 800 años en el olvido. Se llegó a usar como depósito de bicicletas hasta que en 2005 los diseñadores Merkx+Girod la reconstruyeron como librería. Ampliaron el espacio a 1.200 m2 con un multinivel compuesto por una plataforma de acero negra en varios pisos con estanterías y libros.

Como esta estructura majestuosa, hay otras que están en la lista de las más bellas (ver imágenes). Sin embargo, en la actualidad hay preguntas que van y vienen, sobre todo en redes. ¿Por qué en la modernidad no se diseñan templos o bibliotecas con tanta majestuosidad? Lo que se hace hoy en día no se asemeja a la Basílica de la Sagrada Familia y algunas personas pueden catalogar las estructuras contemporáneas como “feas”, muy simples o nada comparables con lo anterior.

Este oficio es la voluntad de la época traducida a espacio, decía el arquitecto alemán Mies van der Rohe, considerado uno de los pioneros de la arquitectura moderna. Cada tiempo tiene sus preocupaciones.

Para la arquitecta Diana Bustamante, los edificios de distintas épocas no pueden compararse porque la intención de la construcción es distinta.

“Representan sociedades diferentes. Es como si en la calle viéramos a las personas usar vestidos del siglo XVII con pelucas y adornos obsoletos. No cuadra. La arquitectura es eso, es como la moda”.

Juan Manuel Orozco, arquitecto de la UPB, explica que los edificios entre los siglos XII hasta el XV los construían como tributo a Dios o a las monarquías, representados con la Arquitectura Gótica. Eran construcciones altas, imponentes. Con la inmensidad del espacio se quería hacer sentir el poder de Dios y lo insignificante de los seres humanos.

Los tiempos de construcción de estas estructuras eran largos. Podían demorarse entre 40 y 500 años. La Abadía de Westminster de Inglaterra inició su construcción en 1245 y finalizó en 1745.

Ahora, lo que se busca es que los edificios se construyan en el menor tiempo posible y con la menor mano de obra para reducir los costos, ya que lo económico es una base de la arquitectura contemporánea. Además, antes las construcciones las hacían esclavos. “Antiguamente eran proyectos de largo aliento. Ahora un edificio público de gran tamaño se podría demorar dos años”, explica Diana.

David Vélez, profesor de la UPB, señala que con el paradigma de la modernidad en el siglo XIX, los arquitectos pensaron espacios más pequeños porque había migraciones y las personas no cabían. Lo sencillo se puso de moda por la facilidad de reproducirlas y se volvieron edificaciones estándar. “En esta época la arquitectura sí puede llegar a ser un poco mediocre, pero es por la facilidad de la estandarización y la reproducción, pero también hay edificios modernos bien logrados”, precisa Vélez.

Para Bustamante, no es que los edificios contemporáneos actuales sean “feos”. Lo plástico y lo estético hacen parte de la arquitectura. “El día que dejemos de preocuparnos por lo artístico, serán construcciones sin sentido”. En la actualidad los dilemas arquitectónicos responden a cómo hacer espacios más eficientes. En el mundo, según los especialistas consultados, la arquitectura se preocupa por el cambio climático y por mejores condiciones al interior.

“Por ejemplo en Medellín, los muros de la Catedral Metropolitana son muy gruesos. Luego uno ve que esos muros adelgazan en otros edificios como los de la Capilla de Campos de Paz. La sostenibilidad y lo económico son esenciales”, dice Diana Bustamante.

Mientras que en la antigüedad las edificaciones eran encomendadas por la monarquía o la Iglesia Católica y no importaba lo que se gastara en dinero ni en recursos, en esta época sí hay que tenerlo en cuenta.

Ahora bien, la belleza es subjetiva y la simpleza puede sorprenderlo. Este año el premio Pritzker fue para Francis Keré, un arquitecto que crea con los recursos del lugar. La biblioteca que creó para la escuela primaria Gando, en Burkina Faso, tiene sombras y buena ventilación, que explicó la arquitecta Carmen Piedrahita Vélez en un texto en este periódico, podría deberse a sus recuerdos del calor sofocante que sentía en el aula de clase. La estructura, además, sorprende. Aquí importa no solo lo que se ve, sino también lo social y la sostenibilidad.

Los arquitectos dejan una reflexión: ¿cómo hacemos bibliotecas hermosas, con costos tan elevados, en un país en el que hay déficit de vivienda? En 2021, según el Dane, tan solo en Antioquia se presentó un déficit habitacional del 20 %.

Ya no se vive bajo el mando de un emperador ni los templos significan cuánto amor se le tiene a Dios. Ahora se responde a otras precupaciones más allá de lo majestuoso. Construcciones como esas son inviables en estos momentos. La Sagrada Familia, obra de Antoni Gaudi, en Barcelona, sigue en construcción: ya son 140 años y cinco generaciones las que la han visto crecer. Se hace con donaciones de muchas personas

Una de las bibliotecas más emblemáticas es la Pública Piloto, su primer edificio fue construido entre 1957-1974. Su sede central se encuentra en el barrio Carlos E. Restrepo y sus cuatro filiales están en los barrios Florencia, Campo Valdés, Corregimiento San Cristóbal y San Antonio de Prado. Es Bien de Interés Cultural Municipal. Además varios de los Parques Bibliotecas son referentes arquitectónicos de la ciudad, y tienen su historia de construcción y apropiación.

En Buenos Aires, Argentina, se encuentra esta librería que se reconstruyó sobre los cimientos de un cine-teatro construido en 1919. Esta increíble edificación tiene tres pisos en el que se distribuyen las estanterías. Ya no hay presentaciones de tango como se solía hacer en aquellas épocas, hasta en las que participaban cantantes tan reconocidos como Ignacio Corsini. Ahora hay libros en todas partes. Esta edificación fue reconocida por el diario británico The Guardian como la segunda más bella, después de la biblioteca Elexyz Dominicanen este año. Fue inaugurada el 4 de diciembre de 2000.

Esta biblioteca es un imponente edificio de mármol y granito por fuera y bronce y cristal por dentro. Es reconocida por albergar curiosos manuscritos como la primera biblia de Guntenberg de Yale que se entregó en 1926. Se destaca por tener una torre central acristalada y hermética de seis pisos de altura en la que hay aproximadamente 180.000 volúmenes. En las estanterías subterráneas hay muchos de ellos. En 1977 fue atacada por una plaga de escarabajos por lo que implementó la tecnología de congelación como método de conservación. Se trata de congelar cada volumen a -36°C durante tres días. Según NatGeo, es una de las más novedosas del mundo.

Al entrar a una biblioteca clásica Daniel Pérez se siente encima de los hombros de un gigante. Es teólogo y profesor de Humanidades de la Universidad CES y ha tenido la oportunidad de viajar por el mundo y conocer algunas de estas construcciones emblemáticas, como la Biblioteca Nacional de la República Checa, la Biblioteca de la Universidad de Roma La Sapienza, la Biblioteca de la Universidad de Brown en Rhode Island, entre otras. Ha visitado bibliotecas clásicas y modernas.

“Para mí la experiencia de visitar estos espacios es distinta. Uno de los cambios más drásticos es la luz: en las modernas hay buena iluminación y menos muros, y una visión general de los libros, hay más interacción con ellos. Las clásicas tienen una luz más tenue y son menos iluminadas, eso puede molestar a veces”. También dice que en las modernas hay espacios para dormir y herramientas digitales. Por otro lado, las bibliotecas antiguas son valiosas porque representan toda una época, cada una es hija de un tiempo determinado.

Esta edificación demuestra cómo la arquitectura y la cultura pueden intervenir y revitalizar espacios olvidados. Está en Lisboa y era una fábrica textil llamada LX Factory. Ahora es un espacio creativo industrial, las vigas son estanterías y escaleras y miles de libros rodean las paredes hasta lo más alto. Lo que más la identifica es la estructura de un hombre blanco que sobrevuela el espacio bicicleta. Según NatGeo, es una de las bibliotecas imperdibles que se deben visitar al momento de viajar a este país.

Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana. Me gustan los aliens, el universo, el cine. Aquí escribo de ciencia y medio ambiente.

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