La restauración del 'Elogio' buscará «detener su deterioro», pero no devolverlo a su estado original | El Comercio

2022-09-10 12:04:37 By : Mr. Dean Lin

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Luis Chillida, la alcaldesa de Gijón, Ana González, y Lorenzo Fernández-Ordóñez delante del 'Elogio del Horizonte'. / JUAN CARLOS TUERO

«Lo importante es que el efecto de conjunto es de una continuidad del color. Cuando lo ve, la gente de Gijón lo entiende muy bien porque tiene la imagen de la escultura pelada por abajo. Tal y como estaba, perdía monumentalidad». El restaurador Nacho Bermejo, de la empresa Ecra Restauración de Arte, remataba ayer en el 'Elogio del Horizonte' los trabajos de reintegración de la pátina de la zona baja de la obra de Eduardo Chillida que desde hace treinta y dos años corona el cerro de Santa Catalina. Sin rastro ya de pintadas y con un aspecto más homogéneo en el tono de su piel exterior, el cambio es evidente. Los expertos han estado toda esta semana aplicando en las 'patas' de la escultura unas resinas «especialmente diseñadas para la intemperie, muy estables, que no amarillean y garantizan que van a durar mucho tiempo en buenas condiciones». Eso y un producto hidrofugante y antigrafitis «que no altera el aspecto visual de la obra» y garantiza que las pintadas producto de los actos vandálicos que pueda sufrir la escultura en el futuro «se puedan retirar sin dañar la pátina que hemos aplicado».

Estos trabajos son solo el primer paso de un proyecto de restauración integral más ambicioso, en el que se viene trabajando desde 2018 y que ha sido posible gracias a la inclusión del 'Elogio del Horizonte' en un programa de la Unión Europea -el InnovaConcrete, dotado con 6,89 millones de euros- para el estudio y preservación de siete construcciones realizadas en hormigón. La del cerro de Santa Catalina es la segunda en la que ya se está actuando.

El arquitecto Lorenzo Fernández-Ordóñez, socio del estudio Guadiana y responsable de la parte técnica, y Luis Chillida, hijo del escultor, presidente de la Fundación Chillida-Belzunce y responsable de la parte artística del proyecto, confirmaron lo ya publicado en agosto por EL COMERCIO. Que en cuestión de semanas presentarán al Ayuntamiento el plan de restauración para que, a su vez, éste saque a licitación los trabajos. Todo, con la intención de que «en primavera estará terminado», subrayó Fernández-Ordóñez.

Lo que se hará en los próximos meses será en primer lugar «desalar» toda la estructura para librarla de los cloruros que llevan años atacándola por encontrarse tan próxima al mar -los ambientes contaminados también influyen en la aparición de estos elementos- y provocan que las barras de metal que conforman el esqueleto de la escultura se oxiden, se hinchen y acaben rompiendo. El siguiente paso será «tratar las distintas patologías» que los exhaustivos estudios realizados durante cerca de tres años han permitido diagnosticar en la obra de Chillida. Lorenzo Fernández-Ordóñez hablaba ayer de «actuaciones puntuales» allí donde haya daños. Visibles o no. Porque «hay zonas donde no se ve, pero los estudios nos dicen que ya están huecas y se está iniciando el proceso de deterioro».

Después habrá que hidrofugar toda la superficie de la escultura, «unos 500 metros cuadrados», para proporcionarle una mayor protección al conjunto frente a las inclemencias del tiempo, e impermeabilizar la cubierta «que también es una entrada de agua importante».

Se descartan daños estructurales. De hecho, las 'heridas' visibles a simple vista en el hormigón apenas representan un 3% de la superficie total, precisó el arquitecto. La mayoría de las barras de acero se encuentran a siete u ocho centímetros, una profundidad a la que «es difícil que le pase nada».

Aún no se cuenta con una estimación económica del coste de la intervención, aunque sus responsables consideran que lo que más la encarecerá serán «los medios auxiliares» para poder llevarla a cabo, ya que, por ejemplo, habrá zonas en las que no se puedan instalar andamios. No puso objeciones la alcaldesa, Ana González, que se reunió con Chillida y Fernández-Ordóñez al pie del 'Elogio': «Licitaremos el contrato que corresponde, con el precio que corresponde. Es nuestra obligación. El ayuntamiento se va a implicar porque esta obra forma parte de nuestro patrimonio, yo diría que de nosotros mismos. Ya sabemos lo que tenemos que hacer y por tanto lo vamos a hacer», garantizó la regidora.

Lo que quisieron dejar claro tanto el responsable técnico como el artístico es que la restauración del 'Elogio' no supondrá su reintegración al estado original de la escultura. Lo que se hará es actuar para «detener el proceso de deterioro», para que éste no vaya a más. Por eso, muchas de las 'cicatrices' visibles en la escultura permanecerán a la vista de los gijoneses y visitantes del cerro. No se actuará sobre ellas. «Una de las cuestiones que para mi padre era fundamental en una obra era que todo en esta vida tiene que envejecer. Envejecer dignamente. No puede ser que una obra, después de treinta años, esté como el día que se hizo. Lógicamente, existen unas huellas del tiempo que mientras no sean dañinas se pueden mantener», expuso Luis Chillida.

El hijo del escultor lo tiene claro. Hoy, treinta y dos años después de su instalación -en su momento no exenta de polémica-, «aitá estará muy contento del cariño que tiene la obra y de su cuidado. Espero que el futuro sea estupendo para el 'Elogio'».